La acupuntura de Oriente a Occidente - Pathos

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La acupuntura de Oriente a Occidente

Acupuncture from East to West
Part 1
Medicine complementari
Pathos 2018; 25; 1. Online 2018, Mar 15
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Carlo Alberto Dell’Agnola
Primario Emerito Chirurgia Pediatrica
Dip. Chirurgia Generale e Trapianti, UO Terapia del Dolore
ASST Niguarda Grande Ospedale Metropolitano
Regione Lombardia, Milano
Sandra Mercado Villarroel
Dep. Cirugia  Universidad "Mayor de San Simón”
Cirugia General Hospital Viedma
Cochabamba, Bolivia
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Itzel Guadalupe Rangel Landìn
Revisione versione spagnola
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Resumen  Se comparan desde el punto de vista histórico y fundamental, dos visiones epistemológicas diferentes radicalmente: la medicina occidental, según la cual el hombre está en el centro de la naturaleza y la interpreta a través de las leyes de las matemáticas, y en particular de la anatomía; y la medicina tradicional china, que contempla al hombre entre la tierra y el cielo, subordinado a las leyes de las estaciones y energías relativas. “A la luz” de los recientes logros de la física, las ondas gravitacionales pueden ser vistas como el nexo entre las dos visiones científicas actuales representando formas de energía impalpables, para que puedan realmente interferir más allá de la estructura.
Summary  An interchangeable importance of Occidental  and  Traditional Chinese Medicine (TMC) is highlighted between two different views of the Nature under an historic evolution. The core of the past occidental science was  a Man as a center of creation reaching the knowledge of the Nature  through the mathematics, furthemore anatomy. Both insufficient  by this time because overcome by the actual experience. In the view of TCM the man is a part of the Nature being dependent on the five Seasons and their Energies from both Sky and  Earth. In the light  of modern physics the gravitational waves may be considered one of possible links underling the influence on function behind the structure.
Palabras clave  medicina occidental, medicina tradicional china, matemática, anatomía, estaciones, energía
Parole chiave  medicina occidentale, medicina tradizionale cinese, matematica, anatomia, stagioni, energie
Key words  occidental medicine, traditional chinese medicine, mathematics, anatomy, seasons, energies

Introducción
En el mundo occidental la acupuntura es conocida desde hace tres siglos por las traducciones en francés de los libros chinos, realizadas por los jesuitas del siglo XVIII. Mientras que en Francia se difunde gracias a la obra de médicos orientales, chinos y coreanos que la practicaban con notable y creciente éxito clínico y público.
La práctica se extiende lenta, pero progresivamente en las naciones limítrofes y, en el transcurso del siglo XX, también en Italia. Aquí se crean las primeras escuelas. La primera en Bolonia, y en seguida, en los años sesenta, nace en Milán la Sowen, una escuela eminente y de indiscutible nivel nacional e internacional, donde se enseña y practica no sólo la acupuntura, sino también la medicina tradicional china.
En el mundo son muchas las escuelas y médicos conocedores de esta tradición que tiene como base principios filosóficos con una evolución continua. Antes de comenzar directamente con el argumento principal, es indispensable una introducción histórico-epistemológica comparativa entre la evolución del pensamiento occidental y el chino, para ilustrar además el aspecto científico de otra visión del mundo y de otra forma de percibir la realidad y la enfermedad.

Evolución del pensamiento científico occidental
Respecto a la cultura occidental, se debe hacer referencia, inicialmente a la concepción de la realidad de dos filósofos griegos: Heráclito y Parménides.
Con ellos inicia de forma, todavía gradual, la división entre mente y cuerpo, racionalidad e intuición, ciencia y religión. Heráclito con su lema “panta rei” (todo fluye), proponía en síntesis que la esencia de la realidad y de las cosas materiales era un continuo cambio, el dinamismo, mientras Parménides veía la realidad como un todo único e inmutable. Para resolver esta diatriba que dividía el mundo griego, Demócrito teorizó la distinción entre realidad objetiva y realidad percibida, iniciando así, de forma más evidente, la división entre las cosas “como son” y “como las vemos”.
Pitágoras fundó la Geometría como ciencia fundamental para penetrar en la naturaleza, y encuadró la realidad en las formas geométricas en las que ésta se expresa.
Platón distinguía entre la apariencia y la esencia, la cosa en sí. O sea, el caballo es lo que llamamos “equus” o “hipos”, “pferd” o “horse”, pero en realidad lo que le vuelve comprensible “a priori” la noción de este animal y no de otro, aunque así lo llamemos, es la idea del caballo independientemente del nombre que se le da.  El niño que aún no habla, entiende el sentido de las palabras, aunque no sepa decirlas. Este concepto se puede aplicar a la música, por ejemplo, los sonidos son expresiones de una ley geométrica (el orden, las escalas cromáticas y diatónicas, las armonías, etc) y a las matemáticas (las frecuencias), todos las perciben y entienden las diferencias, independientemente de la capacidad de darles un nombre preciso a las frecuencias diversas (“intervalos”). Lo anterior vale para todo aquello que compone nuestro entorno.
Sucesivamente, Aristóteles con su doctrina científico-filosófica distinguió claramente la realidad física de la intelectual. Remarcando que es más importante nuestra parte que se conecta directamente a dios (el pensamiento que se vuelve inalcanzable, inexplicable, a lo inconmesurable (que estudia el infinito y la trascendencia), de aquella material, de la que solamente la ciencia puede y debe ocuparse, en otras palabras del inmanente , siendo el camino a la vía “trascendente” metafísica posible sólo una vez que se ha hecho propia una consciencia de la realidad más profunda, pero que aún no es correspondida a las exigencias actuales.
De esta manera queda como una doctrina aceptada y con seguidores hasta la Edad Media.
Entonces, los primeros alquimistas1,2 comenzaron a hacer experimentos y a partir de estos obtuvieron reglas, entendieron la importancia de obtener resultados, proponer leyes, reglas naturales y explicaciones, básicamente, comprender el entorno con una base intuitiva y de observación; pero dicho esfuerzo resultó inútil hasta Galileo Galilei, quien introdujo las matemáticas como único medio para expresar los resultados de investigaciones científicas: esta ciencia (las matemáticas) nos permite leer “el gran libro de la naturaleza”. De esta manera fue como Galileo visualizó como lenguaje las fórmulas matemáticas, más aún como el único lenguaje pertinente y posible para poder entender la realidad y codificar los resultados de las investigaciones experimentales. La medida de estos factores hace al experimento real y científico en medida que este sea “comprobable, repetible y reproducible por parte de otros investigadores”. Galileo es considerado, por lo tanto, el fundador de la ciencia moderna.
Desde el punto de vista epistemológico, una contribución esencial para este propósito fue realizada por René Descartes, quien identificó dos elementos esenciales y distintos de la realidad desconocida: la “res cogitans”, la parte “pensante” y la “res extensa”, realidad objetiva.
Por otra parte, la evolución del pensamiento encontró un orden sucesivo y definitivo en la visión mecanística de Issac Newton, hasta que Poncaré puso en crisis la ideología newtoneana, demostrando que la teoría era sólo válida sólo cuando se consideraba la trayectoria de un cuerpo celeste, no cuando los cuerpos celestes en movimiento fueran dos o más.
En resumen, después de varias concepciones filosóficas elaboradas durante el curso de los siglos, la ciencia terminó por considerar la observación de los fenómenos como único método de investigación (“la certeza científica se obtiene sólo con experimentos repetibles y reproducibles” conforme lo manifestado por Galileo Galilei) y a las matemáticas y estadística como la forma de lenguaje idóneo para evaluar hechos y resultados y así poder medir el conocimiento de la realidad.
Este fue el lenguaje oficial, imprescindible y absoluto de la ciencia académica hasta nuestros días. Se debe señalar que las matemáticas explican el comportamiento de los eventos, miden el ritmo y la importancia de los fenómenos, volviéndolos comprensibles, previsibles y por lo tanto modificables.
Es mi intención describir de forma sencilla las principales características y diferencias de pensamiento entre la cultura occidental y oriental sin engrandecer a ninguna. Ciertamente no es mi intención (ni sería posible) disminuir la importancia de nuestro auténtico pensamiento científico, el cual comparto por formación y convicción y del que se continúa teniendo innegables ventajas y resultados favorables.
Esta concepción de la ciencia permaneció fidedigna durante el transcurso de la historia hasta Albert Einstein quien introdujo un concepto absoluta y fundamentalmente innovador, el de la relatividad, con el que trastornó al mundo académico y llegó a ser rechazado parcialmente ante la sociedad.
Einstein identificaba lo real como una manifestación de diversos aspectos tangibles de energía, lo cual plantea una masa y una velocidad (e=Mv2, donde “e” es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado) vinculadas todavía a una ley matemática. Desde entonces muchas certezas absolutas fueron puestas en duda, sobre todo en Física que desde sus inicios ha influido en el progreso y en la sociedad.
Actualmente toda esta noción está sumergida en una grave crisis esencialmente por causa de dos motivos: el primero es que la fórmula matemática entendida como expresión mide y limita correlaciones, pero no es capaz de cumplir esta función. Del resto, el mismo Einstein lo decía “en la medida en que se refieren a la realidad, las proposiciones de las matemáticas no son seguras y viceversa, en la medida en que no son ciertas, no se refieren a la realida”.3
Está en crisis porque las matemáticas no son capaces de expresar, medir y permitir extrapolaciones confiables durante los fenómenos “casuales” observados científicamente (física cuántica”). Aunado a esto la geometría pitagórica es superada por el conjunto de Mandelbrot en el que la variedad de estructuras repetibles en la naturaleza, sea macro o microscópicas, no pueden ser representadas solamente por las clásicas figuras geométrica pitagóricas, y mucho menos por los axiomas en los que se basan.
La extraña fragmentación con que se expresa la naturaleza es la realidad y hace referencia a estructuras ultra sencillas llamadas “fractales”; o sea “fragmentaciones elementales de la materia”4. Asimismo, la mayor parte de los fenómenos (por ejemplo los meteoritos, la macro y micro economía, eventos sociológicos, la misma mineralogía y en medicina, la división de los bronquios y de las vías urinarias-intraparequimales) no son sometidos a las rigurosas leyes matemático- estadísticas requeridas por la rigurosa concepción Galileana. Sobre todo el cerebro está organizado según el “Caos”, siendo un “complex non-linear feedback system” que contiene billones de neuronas, todas independientes entre sí. De hecho en todos los casos el estudio del “real” es posible y encuadrado en la lógica cartesiana nos permite obtener curvas que no pasan por el cero de las coordenadas mismas, dando así origen a ecuaciones no lineales, que no tienen solución según las leyes de la matemática clásica (el efecto “butterfly” es una de las paradojas intangibles en el plano lógico-matemático 6.7.  Alias las matemáticas son insuficientes para leer el gran libro de la naturaleza (Figura 1).
Este límite de la visión clásica surge aún durante los últimos resultados científicos, que son excluidos en su totalidad de los cánones clásicos. Existen partículas ultramicroscópicas que poseen energía a pesar de no tener masa, por ejemplo los bosones que pasan a través de barreras por no hablar de las “ondas gravitacionales” recientemente demostradas.
Otro ejemplo que nos resulta más cercano es la Evidence Based Medicine (EBM). De hecho, desde una forma útil y sencilla para verificar la “congruencia” del proceder clínico-terapéutico independiente del hecho científico-clínico, para algunos se ha vuelto un elemento imprescindible de una entidad moral, una base del juicio cualitativo de los resultados de las curaciones, como si fuesen en el mismo momento un elemento para evaluar la calidad. Esta no es mínimamente representada; de hecho como máximo nos dice si los procedimientos clínicos se acercan a la tendencia de mayoría  de los autores quienes, naturalmente, publican sólo los “éxitos” (por ende, falta un parámetro esencial existente, el negativo). Como si la mayoría fuese por sí un modelo realmente homogéneo (que sucede por un motivo) y no existiese el enfermo con sus problemas, al contrario, una enfermedad objetiva, perfectamente conocida por la misma mayoría de los autores tomados como modelos (¡lejos de la realidad!)
En este punto se torna inútil e imposible como un elemento de guía, donde tal vez sería más necesario, en casos raros, en cuanto sea ajeno a un cálculo “estadísticamente significativo” muy seguido, por insignificante “numerosidad” y un poco como el PIL  otro importante instrumento de medición, pero incierto en calidad, como ahora quieren hacerlo pasar.
Realmente no nos dice nada sobre lo que es realmente importante en la vida ni de la satisfacción del paciente; como dijo R.F Kennedy a propósito del PIL “no describe la salud de nuestros niños, la calidad de su educación o su gozo en el momento de entretenimiento. No nos dice nada sobre lo que es realmente importante en nuestra vida. No incluye la fuerza de nuestras uniones familiares, la inteligencia de nuestro debate público o la integridad de nuestros oficiales públicos…nos puede decir todo sobre América, excepto el porqué nos sentimos orgullosos de ser americanos”8.
Con base en muchas incrustaciones culturales creadas y difundidas hoy en día, existe una cierta resistencia “metodológica” a aceptar la acupuntura como método opcional o integrald e curación, aún donde nuestra medicina tradicional falla completamente o apenas si ayuda. Oficialmente “porque no existen “datos de EBM” (cosa que ya no es cierta. Ver arriba). A propósito, recuerdo la consideración que Mac Burney refirió acerca de “una observación” de un punto particularmente doloroso (el cual lleva su nombre) en pocos casos de “abdomen agudo” para referirse a la inflamación del apéndice a pesar de no tener datos estadísticos “objetivos” para sustentarse o un aval con base en el EBM se ha tornado patognomónicos, importante y actualmente esencial para el diagnóstico de apendicitis aguda. Los mismo vale para el Bloomberg y otras señales de la semiología tradicional actualmente indiscutible y justamente patognmónicos.

La cultura y el pensamiento epistemológico chino
Aquí retomamos el tema de la antigua cultura china, sus características y su modo de percibir la energía se anticipa sorprendentemente como pocas veces se ha logrado en la física moderna. Durante el Novecientos con la exploración del mundo atómico y subatómico, según las percepciones clásicas, sostiene Fritjof Capra4, los físicos han obligado a verlos radicalmente a partir de los conceptos básicos de “materia”, “espacio”, “tiempo”, “causa-efecto”; y los conceptos de la física moderna demuestran constantemente una correspondencia con las ideas expresadas por los filósofos orientales, entre ellas el Taoísmo. Así las ideas fundamentales de la física del siglo XX, como la Teoría de la Relatividad y la mecánica cuántica, han obligado a considerar el mundo físico en un modo muy similar al de los filósofos orientales. La similitud entre el mundo de la física moderna y el de las antiguas filosofías orientales se vuelve más evidente cuando se observan los “intentos de unificar estas dos teorías con el fin de descifrar los fenómenos del mundo submicroscópico, es decir las propiedades de las interacciones entre las partículas subatómicas de las que es conocida la materia. Aquí las correspondencias entre la física moderna y el misticismo oriental son sorprendentes por causa de afirmaciones por las que son imposibles establecer si fueron formuladas por físicos o místicos”9. La reciente demostración y evidencia de las ondas gravitacionales es el reintento de lo sostenido por Fritjof Capra. La onda gravitacional es una “perturbación” del espacio-tiempo que se propaga con carácter ondulatorio, hipótesis elaborada por Einstein.
El descubrimiento y las medidas de las ondas gravitacionales confirma que la física de Newton (la que estudiamos en la escuela), es sólo una aproximación a la de Einstein y es válida sólo para cuerpos con velocidades pequeñas y campos gravitacionales débiles creados por ellos mismos. ¿Y por qué tal descubrimiento causó estupor en el mundo de la ciencia? Porque con éste se podrían estudiar fenómenos no visibles, no conmensurables, y si queremos, mucho menos reproducible en el sentido “científico-galileano”, solamente con otra lógica no necesariamente matemática.
Aún si no podemos percibirles existen ondas que permean en el espacio: la gravedad existe a pesar de ser invisible, intangible y aunque no podamos calcular porqué tiene un valor ilimitado y no universal.
El pensamiento científico chino considera el cambio con sus esquemas constantes la ausencia de la realidad misma, el cambio es cíclico y se caracteriza por una interacción dinámica de los opuestos. Todos los contrarios son polares, entonces no son un todo único estático, al contrario, son un conjunto extrema y perennemente dinámico y cambiante de color. De las infinitas mutaciones cósmicas algunas son observables y expresan cambios inducidos por la energía incesablemente mutante que los determina. Es posible “cuando el sabio chino unifica en sí la sabiduría intuitiva y el conocimiento práctico” (Lao-Tzu)10 ; entonces se entiende porqué se da una importancia absoluta a la observación de los elementos naturales inmediatamente visibles y fácilmente comprobables, por ejemplo, las estaciones, sus características, sus anómalas mutaciones en función del cielo, de los astros y de la luna; por esta razón el calendario chino es un instrumento científico de validación. Ante dicho motivo, los mandarines lo acogieron con gran énfasis y solemnidad a los sacerdotes jesuitas, en particular al padre Ricci, hasta que completase sus conocimientos, ya en parte considerados “leyes de la astronomía” elemento esencial para pronosticar los fenómenos naturales y así poder prevenirlos.
En este punto es importante remarcar la sustancial diferencia conceptual entre la cultura occidental “científica” y “cultural” china, tal diferencia consiste esencialmente, a mi parecer, en el hecho que nuestra percepción occidental de ciencia ha siempre visto al ser humano en un “Gran Yo Pienso” al cual el yo individual (“Io Denke” de Heine), parte de esto se fundamenta en cuanto a Yo Pienso Subjetivo y entonces, por así decirlo, la medida de la realidad y por esto en la base de axiomas, leyes, reglas, descubrimientos, etc, puede modificarla, le resulta como una sirviente sumisa.
La filosofía china, al contrario, desde siempre ha visto al hombre inmerso en la naturaleza, como parte de ella, por tanto, sujeto en su totalidad a sus leyes enérgicas y situado entre el cielo y la tierra, tercer vector enérgico situado en este trinomio. En esta concepción china no existe alguna diferencia entre ciencia y filosofía y entre ambas constituyen una unidad indisoluble, tanto así que durante su evolución cultural durante los siglos se ha realizado sin la necesidad de distinguir entre mente y cuerpo, ciencia y cultura. La filosofía es un modo de ver la realidad. Los sagrados textos de la tradicional cultura china como el Su-Wen, el Tao Te Ching11 y otros, no se interesan en la medicina, sino en profundizar los particulares aspectos energéticos que forman parte de un complejo sistema observacional que se extiende desde el cielo (por ejemplo la astronomía, estudio y pronóstico de eclipses) hasta al tierra (estaciones, orografía, fenómenos naturales como la neblina o la lluvia) y entonces el hombre (comprendiendo al mismo nivel los aspectos físicos que psíquicos, los estados de ánimo como la rabia, tristeza, miedo y alegría) no puede de ninguna manera sustraerse de las leyes de la naturaleza. Es lógico que los síntomas de la enfermedad puedan ser encuadrados como “frutos de la estación”, por así decirlo, asumiendo aspectos diferentes de acuerdo con la estación en que se presenta la enfermedad.
Más allá de esto, los órganos funcionan según los ciclos y horarios circadianos engranados entre ellos  (otra potencial causa de energía) con picos energéticos, cíclicos en horarios específicos y con disminución de actividad. Las estrechas conexiones entre “energías celestes” y “ramas celestes” son fundamentales, tanto así que el “Su-Wen” se lee: “la enfermedad del hombre proviene del desequilibrio de las energías de las cinco actividades (alias “estaciones”. La enfermedad se agrava si la energía del cielo es desfavorable”. Asimismo “el frío, el calor, la sequedad, la humedad, el viento y el fuego son el Yin y el Yang celestes, simbolizados por los tres Yin (viento, calor y humedad) y los tres Yang (fuego ministro, sequedad y frío”. Estos conceptos son muy rigurosos, fruto de observaciones milenarias de los eventos incluida la enfermedad (desequilibrio energético inducido): si por el frío o calor, humedad o aridez, viento o calor en sus formas más o menos graves. Desde este punto la caracterización de la enfermedad puede ser de saciedad o vacío, por causas externas o internas, por frío o calor y por el desequilibrio energético Yin o Yang (“Las ocho reglas del diagnóstico”).
Incluso, el Calendario chino, como ya mencioné antes, es un instrumento científico construido sobre la base del conocimiento y predictibilidad de los elementos naturales y sus fenómenos. Es un instrumento de previsión no sólo de acontecimientos naturales o “no correspondientes a la estación” (se habla de maladies du printemps et maladies de “automne”)12, pero por este motivo corresponde también al hombre para conocer cuánto de su comportamiento corresponde o no a las estaciones en curso. Por dicho motivo es un elemento esencial para la prevención en cuanto, según la cultura china, lo importante no es tanto buscar un virus o un germen patológico, al contrario, el estudio de cuánto el sujeto esté preparado para afrontar el frío invernal o cómo prepararlo para hacer frente al calor sofocante, midiendo las estaciones, horarios y “agentes perversos externos”.
Citando el So-Wen (traducción de Chamfrault) a propósito de las recíprocas interacciones entre el cielo y la tierra, la cual está vinculada a la salud del hombre: “cuando decimos que existe un defecto o exceso de energía, significa que la energía de la tierra está en desacuerdo con la energía del cielo y la primera despliega su actividad antes o después de tiempo durante un periodo determinado, y esto tiene por consecuencia el desarrollo de una nefasta influenza en el hombre”.12
Por más extraño y paradójico que parezca todo esto hasta hacernos llegar a pensar que estamos perennemente en la búsqueda de virus que cada año y cada estación cambian y contra las cuales son necesarias nuevas vacunas, que resultan parcial o temporáneamente eficaces, pero no están exentas de efectos colaterales o adversos, mientras la cultura china desde hace siglos se ha dedicado a verificar qué tan  idóneo es el cuerpo según la estación y así influenciar en sus energías para reestablecerlas.
La Medicina Tradicional China (MTC) evalúa la diferencia de energía corpórea ya sea cuantitativamente (“plenitud” o “vacío” de energía o QI) o cualitativamente, o sea si la energía es adecuada a la estación para curar la enfermedad en que se manifieste. Asimismo, estudia las diferencias enérgicas de acuerdo con la zona del cuerpo, ya sea en la superficie o profundidad, a través de los puntos energéticos y los flujos de energía  según sus propias salidas  inadecuadamente definidas “meridianos”. Es con base en datos amnésicos precisos y rigurosos, la evaluación de la lengua y del pulso, la palpitación de los canales que se eligen los puntos donde se encajarán las agujas.
Por dichos motivos la primera cita en acupuntura implica al menos una minuciosa revisión que toma en cuenta muchos síntomas que normalmente son subestimados o no son tomados en cuenta desde el punto de vista clínico. Recuerda mucho los tiempos de nuestra semiología del siglo pasado o de los países en vía de desarrollo, donde a causa de la falta de medios de diagnóstico, el examen clínico resulta el único modo para estudiar al paciente.
En resumen, a diferencia de la metodología clínica occidental que usa un método deductivo e intuitivo, el proceder diagnóstico de la MTC es rigurosamente analógico, las elecciones terapéuticas que son adoptadas son “ad personam” teniendo en cuenta de vez en cuando no sólo el aspecto físico de la enfermedad, pero anteponiendo en el mismo plano la “psique” del paciente y de cada uno de sus diferentes órganos. Cada uno de estos tiene un alma que puede ser normal o patológica y se le otorga la misma importancia, en todo parecida a la sintomatología física.

La visión cósmica del hombre en la tierra
Para entender la MTC, la acupuntura se necesita colocar al interno de la ideología cosmogónica china por el estrecho nexo entre macro y microcosmo, entre hombre y universo. No se puede prescindir de la concepción taoísta de la cultura china.
Desde el “Tao Te King”: la via (Tzo) genera el Uno (QI), el Uno genera el Dos (Yin/Yang), el Dos produce el Tres (cielo, tierra y hombre); el Tres genera los 10 mil seres. El Tao es por lo tanto el “primum movens” el artífice del universo que da origen al soplo que asume dos aspectos dinámicamente en equilibrio que son el Yin y el Yang (Lao-Zu)11.
Se debe resaltar la importancia del análisis de los ideogramas antiguos para entender la idea que ilustran, la parte izquierda de estos es la parte importante que caracteriza la categoría a la que pertenece. Ambos ideogramas en este lugar poseen el emblema estilizado por una montaña, de la cual una parte es una pendiente de la que sólo se puede precipitar y por la otra, una pendiente progresiva al vacío. Esta parte es igual en ambos conceptos del Yin y el Yang, pero difieren totalmente en la parte derecha (Figura 2).
En la parte derecha del ideograma del Yin (arriba) aparecen estilizadas las nubes del temporal que hacen sombra al que sigue, la idea de oscuridad, frío, fresco o hielo; pero esto corresponde automáticamente a una fatal transición de estación atmosférica (durante el frío invernal que se supone seguirá automáticamente el calor primaveral): este se caracteriza por el sol y el calor que se encuentra en la parte derecha del ideograma del Yang (abajo). Mientras que en el Yang representa en la parte alta un carácter que indica “punto de reunión” y en la parte inferior aparece un sol con sus rayos, aquí se tiene, literalmente, la luz, el calor del sol y el fuego. En este modo son representados dos “estados”, dos “modos de ser” que corresponden respectivamente al hielo; el agua del frío invernal (en el norte), o sea el Yin, es la situación que se presenta en verano o al sur, el calor (Figura 3).
En definitivo el Yang tiene en sí un pequeño Yin, así como el Yin posee un pequeño Yang, siempre en dinámico equilibrio y alternándose uno a otro como las estaciones.  De este equilibrio depende una sucesión correcta de sí y naturalmente del estado de salud. La enfermedad es una alteración en este equilibrio, prevaleciendo uno sobre otro, naturalmente entre más desequilibrado sea la relación energética más grave es la enfermedad (Figura 4).

Leyes de equilibrio y desequilibrio de los elementos
Es importante señalar las relaciones recíprocas entre varios elementos que son regulados por las fisiologías Sheng y Ko y alteradas por las leyes patológicas y patógenas Cheng y Wu, y que naturalmente son coherentes con las leyes universales del equilibrio entre elementos cíclicamente mutantes. Ambas leyes se refieren a una relación patológica y anómala entre los elementos.
La Ley Sheng es llamada “de generación” por esto, la rama genera fuego (realmente lo alimenta), el fuego la tierra (al centro de la tierra hay fuego, calor), la tierra al metal (pensando en la minería), el metal al agua y el agua a la rama. A su vez, la rama es la abuela de la tierra en cuanto genera la tierra; el fuego es abuelo del metal y así continuamente. Analógicamente se realiza una relación jerárquica de las generaciones también entre todos los elementos.
El ciclo Ko o “de dominancia” establece que la rama domina la tierra que es su abuela y absorbe nutrientes, a su vez domina el agua en cuanto puede absorberla. El fuego domina el metal apenas logra fundirlo y el metal domina al árbol, ya que es más resistente y lo puede cortar. El agua domina al fuego en cuanto puede apagarlo.

Conflicto de intereses
El autor declara que el artículo no es patrocinado y fue publicado en ausencia de conflicto de intereses.
Publicado
15 de marzo de 2018 (IT); 30 de mayo de 2018 (ES)
Correo
carloalberto.dellagnola@gmail.com

Bibliografia
1)    Padre Augustin Farfan. Tratado breve de Medicina y de todas las Enfermedades que a cada paso se ofrecen. “En México” 1592. Capitulo 2, primera edición MAXTOR, Valladolid ( E) 2003
2)    Gómez García Pedrdo. Teorías étnicas y etnológicas sobre la terapéutica popular. Antropo. Es. Bolivia 2012.
3)    Capra F. Il Tao della Física. Gli Adelphi, 1982: pag, 47
4)    Briggs J. Fractals. The Patterns of chaos. A TouchstoneBook, pag. 50-52, 1992
5)    Nappadow V. The Status and Future of Acupuncture Mechanism Research. J Alt Compl Med 2008; 14 (7): 861-869.
6)    Ziauddin S, Abrams I. Intoducing Chaos. Benoit Mandelbrot: In Mandelbrot an fractals geometry. Icon Toten Books 1998.
7)    Gleick J. Chaos. Making a New Science. A geometry of Nature, pagg 81-118- penguyn Books 1998
8)    Robert Fitzgerald Kennedy. Discorso tenuto all’Università del Kansas il 18/03/1968 su: “L’inadeguatezza del PIL”.
9)    Capra F. Il Tao della Fisica. Gli Adelphi, 1982: pag 19.
10)  Brian Browner Walker. The Tao te Ching of Lao Zu-Trad da Lao Tzu: Yao te Ching-Ed. Oscar Mondadori, 1998.
11)  Centro Studi J. Traité de médicine chinoise- Tome II. Angouleme, 1973.
12)  Rochart de la Vallée Elisabeth, Larre C, Sxhatz J. Les seminaires de l’ècole europeennee d’Acopuncture: “Les Energies Hereditaire. Les Energies du corp” Milano, Ed So-wen. 1995
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